A veces es tanta la necesidad de ser querido,
que creemos ver la felicidad donde no la hay.
No es más que una ilusión, que un espejismo que
nos mantiene cautivo hasta que ya es tarde,
ya es nuestro irreversible final.
Es tanta la necesidad de que nos quieran,
que nos aferramos con fuerzas,
que no queremos abrir los ojos
que no queremos ver la realidad.
La realidad es otra, y sin nosotros darnos cuenta
pronunciamos nuestra propia sentencia,
ganando la infelicidad eterna.
Quedándonos con la mirada entristecida y
ahogada en infinitas lagrimas.
Vemos el amor en la persona equivocada,
creemos ciegamente que realmente nos quieren
Y cuando nos damos cuenta que no es así,
quedamos perdidos, desbastados, desolados,
sin nada que calme el dolor.....Así es.
Sol.
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